ContraCorriente

Tengo un serio problema de desubicación generacional. Me explico: nací al borde de la Generación Baby Boomer, justo cuando la Segunda Guerra estaba en el cuarto de sus 7 años de sangre y bombardeos. Pero lo único que me liga a esa generación es la explosión demográfica: soy padre de 6 hijos. Las demás características de los nacidos entre 1940 y 1964, no me distinguen: Me aburren los trabajos estables, de largo plazo, que no dan alegría sino estabilidad (¡puaj!). No le huí al ocio y las actividades lúdicas sino que traté de practicar ambos cuanto pude. Tal vez, eso sí, se me contagió el desapego a la familia tradicional porque tuve 2 y de ambas me alejé. A los 10 años en cada caso, claro, pero me alejé. No me enorgullece para nada sino que aún me duele y me entristece, lo cual me ubica en la generación anterior, que no tiene nombre. Preguerra, podría ser. Éramos “familiares”… Pregunten a mi abuela Ana y a mi tía Alicia… Añoro esos tiempos…  Como ven, fui joven en la genera

Introducción irrelevante… El sábado 22 en la Casa Egüez, en reunión de solidaridad con Orlando Pérez, Periodista hoy víctima de matoneo gubernamental por el hecho de pertenecer a la plantilla de Telesur, o sea, para el prejuicio político en vigor, un Correo-Castro-Chavi-Madurista, en lenguaje uribista extremo, como fue blanco también y hace poco del matoneo feminazi por un sucio montaje que, por las mismas razones y similar origen político, le fabricaron con la complicidad de una supuesta “amante desdeñada” cuya falacia fue desmontada por ella misma con su exagerada y falsa actuación, cuando tal reunión, repito, se llevaba a cabo, surgió la posibilidad de escribir para RutaKrítica un artículo de 6 mil caracteres sobre cualquier tema de actualidad o, al menos, de interés.  Acepté de inmediato. Y no solo porque escribir es mi oficio, sino porque RutaKrítica es mi casa. Casa algo abandonada desde hace algunos meses por razones personales y circunstan