De los motivos del Odio
Introducción irrelevante…
El sábado 22 en la
Casa Egüez, en reunión de solidaridad con Orlando Pérez, Periodista hoy víctima
de matoneo gubernamental por el hecho de pertenecer a la plantilla de Telesur,
o sea, para el prejuicio político en vigor, un Correo-Castro-Chavi-Madurista,
en lenguaje uribista extremo, como fue blanco también y hace poco del matoneo
feminazi por un sucio montaje que, por las mismas razones y similar origen
político, le fabricaron con la complicidad de una supuesta “amante desdeñada”
cuya falacia fue desmontada por ella misma con su exagerada y falsa actuación,
cuando tal reunión, repito, se llevaba a cabo, surgió la posibilidad de
escribir para RutaKrítica un artículo de 6 mil caracteres sobre cualquier tema
de actualidad o, al menos, de interés.
Acepté de inmediato. Y no solo porque escribir es mi oficio, sino porque RutaKrítica es mi casa. Casa algo abandonada desde hace algunos meses por razones personales y circunstanciales de residencia, pero mi casa periodística de hoy, con inmejorables compañeros. Fue como un volver a casa, cosa siempre grata.
Acepté de inmediato. Y no solo porque escribir es mi oficio, sino porque RutaKrítica es mi casa. Casa algo abandonada desde hace algunos meses por razones personales y circunstanciales de residencia, pero mi casa periodística de hoy, con inmejorables compañeros. Fue como un volver a casa, cosa siempre grata.
¡Pero El Tema! No
exagero si digo que fue motivo de insomnio esa noche.
Pero surgió,
imprevisto, entre otros muchos que la actualidad presenta, debido a un hábito
nocturno acentuado en este otoño –¿invierno?– de la vida: leer algo cuando me
despierto en la alta noche. Vi en el velador un libro que me atrajo, pequeño,
viejo, algo descaecida la Portada y curtido el filo de las hojas por el
manoseo: Rubén Darío. Obras Poéticas Completas. M. Aguilar, Editor. Madrid
1932. Era de mi abuela. No soy tan viejo como para haberlo adquirido yo.
El punto es que
recordé un poema de Darío, escuchado a mi abuela de niño y releído algunas
veces: “Los motivos del lobo”. Lo busqué (pag. 1067) y el tema saltó como chispa
en hoguera de playa: El Odio. Los motivos del Odio. (Gracias Rubén). Con el
computador Mac en el escritorio, a un metro, pude buscarlo en Google, claro.
Para estar en onda Cyber… Pero el placer de ojear y hojear un viejo libro
apergaminado de recuerdos, no tiene precio…
Sin embargo, también
fui al Mac y busqué en mis archivos, catalogados por temas, un artículo que leí
y guardé hace poco, publicado en Letras Libres, la estupenda revista cultural
mexicana que me produce envidia de la verde cuando recuerdo que mi Búho murió
en 2014 por falta de apoyo… es que la Cultura, no vende. Ahí estaba el artículo
en la Carpeta Textos importantes. Es el resumen fragmentario de un libro –Compórtate, de Robert
Sapolsky– recomendable para
quienes se interesen por un tema de singular importancia, resumido por la
Revista con el título: “Por qué tu cerebro odia a los demás”
(https://www.letraslibres.com/espana-mexico/ciencia-y-tecnologia/por-que-tu-cerebro-odia-los-demas).
Me apoyo en ambos textos, poema y artículo, para intentar un análisis actual sobre un tema eterno.
Me apoyo en ambos textos, poema y artículo, para intentar un análisis actual sobre un tema eterno.
Los
males del Mundo: Odio y Codicia
No
son los únicos males que padece la humanidad. Hay otros igualmente graves pero
que, posiblemente, se deriven de los mencionados: hambre en la mitad de la
humanidad, pobreza indignante en gran parte de ella; guerras fratricidas,
religiosas, nacionalistas o entre carteles criminales; corrupción generalizada
pero magnificada cuando se percibe en regímenes contrarios al stablishment
capitalista, y minimizada o justificada cuando se la encuentra en la derecha
empresarial para la cual la corrupción se asimila al “aprovechamiento de las
oportunidades”; persecución en los países desarrollados a los migrantes de
naciones que, justamente, esos mismos países explotaron casi hasta la destrucción;
tergiversación generalizada de los hechos que ocurren en países “no alineados”,
por parte de la Mass Media occidental, casi toda en poder de Grandes Grupos
Económicos y Financieros que controlan y manipulan las noticias y su análisis;
persecución política y judicial a líderes progresistas o ubicados en la
izquierda conceptual y contrarios al interés capitalista e imperialista;
asesinatos selectivos de líderes sociales y ambientalistas en muchos países,
especialmente de América Latina. En fin, la lista de males es larga. Pero,
detrás de ellos y originándolos o acrecentándolos, lo ya dicho: Odio y Codicia.
Pero
la Poesía parece dibujarlo mejor. Releo “Los Motivos del Lobo” y hallo que el
comportamiento de hombres y bestias en el relato poético rubendariano, es la
metáfora precisa de lo que ocurre en el seno de la humanidad. El ser humano es
ética y moralmente peor que las bestias. Porque en él existe la posibilidad
intelectual y moral de discernir, de elegir, de analizar lo que hace. En la
bestia, no. Y no porque carezca de inteligencia sino porque su inteligencia es
instintiva y dirigida a la sobrevivencia. El lobo es cruel y malvado porque su
instinto le impele a defender su vida y encontrar alimento como sea. Y solo
tiene un camino para vivir: matar.
El ser humano tiene
opciones. Es racional, y su inteligencia no es meramente instintiva sino
culturalmente acondicionada para la reflexión, para la elección entre
posibilidades y alternativas. Pero, y ahí está lo inmoral de su comportamiento,
dirigido por esas dos pasiones infames, odio y codicia, actúa peor que la fiera
porque actúa racional y reflexivamente abusando y depredando tanto a sus
congéneres, sobre todo si son “los otros”, es decir, distintos, como a la
naturaleza y al medio ambiente. Actitud estúpida y autodestructiva porque sabe,
aunque se niegue a reconocerlo, que destruir la naturaleza conlleva su propio
exterminio por carencia de los Recursos Naturales que depreda y contamina, y
que actuar contra sus semejantes, aunque sean distintos, motiva en ellos su
natural reacción de defensa y venganza. O al menos, cuando aún persiste un
reato de moral, de resentimiento y desquite.
El mundo todo es
víctima y testigo de la codicia. Mientras un 10% de la humanidad nada en la
superabundancia que lleva al despilfarro y al abuso, un 70% de ella vive bajo
los límites de la pobreza y un 10%, 700 millones de personas, se acuestan con
hambre todos los días. Eso es Codicia de los dueños del Capital, no apenas por
su afán egoísta de acumular riqueza sin tasa ni medida, sino por su actitud
mezquina frente al Trabajo. Salarios de miseria en casi todas las actividades
productivas, abusando del exceso de mano de obra en los países del tercero y
cuarto mundos puesto que se considera al Trabajo, no como una de los pilares
Smithnianos de la Riqueza de las Naciones, sino como un Costo de Producción
susceptible de reducir a conveniencia; descuido criminal en las condiciones de
trabajo y en los edificios utilizados para producir, y hasta negación de servicios
de salud. En fin, degradación de la fuerza laboral en aras de la acumulación
injusta de riqueza.
Pero también los
líderes progresistas son víctimas del otro oprobio, del Odio. Especialmente en
la América mestiza, ordenado o inducido por el Imperio. Construido desde la
pedagogía de la injusticia promovida por la Escuela de las Américas para
instaurar en América Latina regímenes dictatoriales y militares cuyos crímenes
hoy están a la vista, el Odio a todo lo que signifique justicia social y
distribución equitativa de riquezas y recursos, ha sido la tónica desde la
Doctrina Monroe “América para los americanos”… del Norte.
Hoy, ya no
aprendices de dictadores sino expertos en artimañas y argucias judiciales,
aprueban en la misma Escuela, hoy de nombre adecuado a los nuevos tiempos de
rechazo a las dictaduras, las materias necesarias para el Lawfare,
la persecución judicial por motivos políticos, a fin de desprestigiar y
satanizar ante las masas condicionadas o ignorantes, a los líderes que han
intentado e intentan el camino de un Cambio de Época, necesario e impostergable
en remplazo de la nefasta Época de Cambios superficiales y maquillados para que
todo siga igual. Es decir, criminalizados, perseguidos y algunos de ellos
detenidos y encarcelados por el simple hecho de Ser Distintos, incluso, siendo
de los mismos en origen y ubicación social, por Pensar Distinto y a favor
de los marginados y excluidos de siempre.
Ahí están los
nombres de algunos criminalizados y asesinados, o perseguidos
judicialmente aunque a ninguno de ellos se le haya podido comprobar uno solo de
los hechos de corrupción que les atribuye una Derecha Capitalista para la cual
la CORRUPCIÓN ha sido de su ejercicio y propiedad, debidamente maquillada de
astucia empresarial.
Solo hay que
recordarlos… Fidel Castro, Salvador Allende, Hugo Chávez, Manuel Zelaya,
Nicolás Maduro, Rafael Correa, Evo Morales, Luis Inacio “Lula” da Silva, Dilma
Russeff, Pepe Mujica, Jorge Glass, Fernando Lugo, Cristina Fernández… Todos de
izquierda y todos acusados sin una sola prueba o indicio de ella, de crímenes y
delitos que jamás les han podido comprobar, a pesar de tener la justicia en sus
manos.
El Lawfare en
toda su indigna e indignante dimensión. Con el sólo propósito imperialista y
ultra reaccionario de las derechas latinoamericanas, de cerrarle el paso a una
posible futura elección como gobernantes con solidario sentido de pueblo y de
justicia social. Cosa, desde luego, contrapuesta a las vigentes, inhumanas y
antipopulares Leyes del Mercado…
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