CRÓNICAS NOSTÁLGICAS…

A propósito de tomates verdes fritos… O, conversando con poetas Solía tener hasta hace pocos años algunas costumbres que podrían parecer hábitos si no fuera porque considero que los hábitos son perniciosos: son esclavizantes, son obligantes, son casi siempre nauseabundos como el cigarrillo –que ni siquiera es pecado, lo que le daría un matiz de gratificante vicio que lo justificaría. Y lo ennoblecería. Porque los vicios son voluntarios, compartibles y divertidos y, al contrario de los hábitos, siempre aceptan un “no” como respuesta. Así que acostumbraba comprar, cuando sobraban algunos dólares, un par de libros, la usual revista mensual National Geographic, la ocasional y ya inhallable Foreign Affaire, a menudo Qué Leer, Quimera, Letras Libres, las estupendas revistas de cine Nosferatu y Fotogramas, o la imprescindible Gatopardo. De igual manera, otro de mis “vicios” hoy imposibles, dos veces al año un par de bo...