Homenaje póstumo y furioso




Si fuera ciudadano venezolano y alto funcionario del gobierno, la frase del titulo se la habría tuiteado a doña Michelle Bachelett al cabo de su visita de 3 días (tres) a Venezuela, “para observar con sus propios ojos” la realidad venezolana y, sobre todo, para “escuchar a todos los actores y poder trabajar con ellos hacia el respeto, la promoción y la protección de todos los derechos humanos de todos los venezolanos”, doña Michelle dixit.

Dudo que doña Michelle alcanzara a charlar en esos tres días con “todos los actores” del drama venezolano, una vez concluidas visitas y compromisos con funcionarios del Gobierno, empezando por el Presidente legítimo Nicolás Maduro, y luego con actores y protagonistas de la oposición, incluso con el Auto Proclamado Guaidó, luego de su designación por la potencia norteamericana como Presidente Interino del país sudamericano. Aparte, claro, de la Jerarquía católica, a la cual debió posiblemente visitar como buena burócrata católica chilena, y de los altos dirigentes de las clases empresariales, como corresponde a su posición. Ideológica, Política y Burocrática.

¿Le alcanzaría el tiempo para conversar con la madre del chico Orlando Figuera, apuñalado y quemado por ser “Chavista” durante los disturbios de abril de 2017? ¿O con las madres de los niños fallecidos en hospitales apedreados y cuasi destruidos por las turbas guarimberas en febrero de 2014? ¿O con los médicos que vieron morir pacientes en los cortes de luz por el sabotaje del Imperio hace un par de meses? ¿O con los enfermos graves de los hospitales a los cuales no se les han podido proporcionar las medicinas que necesitan porque Venezuela tiene sus fondos bloqueados y no puede pagar sus cuentas a las farmacéuticas? Por lo que se deduce de su parcializado y obediente Informe, no tuvo tiempo ni autorización… 

En todo caso, doña Michelle ya había dado muestras de su oportunista “imparcialidad” cuando fue Presidente la primera vez y no se atrevió a pasar a la historia como la mandataria que le puso fin a la Constitución Pinochetista, aún hoy en rigor. Su tibieza política o su miedo a la oligarquía chilena encabezada por el Grupo Edwards de El Mercurio, se lo impidieron.

No sé donde nació en Chile doña Michelle pero debió haber sido a medio camino de Riofrío y Aguascalientes: es capaz de bailar en el filo de la navaja. Y no en la de Ockam… 

Por cierto, la decepción con las damas revolu/Izquierdistas –disque– del Chile que durante la Dictadura pinochetista se especializó en canciones de protesta en lugar de la lucha armada contra el tirano, no termina con doña Michelle. Empieza. Acabo de leer las declaraciones de la Diputada Comunista Camila Vallejo, más admirable por su belleza física que por su consistencia ideológica, con motivo de la visita de su casi coidearia Bachelet a Venezuela. No tienen nada que envidiarle tales declaraciones públicas, no digamos al Informe oficial de la Alta Comisionada sino a los tuits de Donald Trump contra Venezuela. Tuits que no han pasado a ser misiles ni marines porque por el Golfo de Maracaibo rondan China y Rusia, y no es del caso provocar al oso o al dragón. No sea que rujan… Las declaraciones de doña Camila est´an en wikipedia para los curiosos.

Lo que en verdad decepciona en América Latina de sus dirigentes de la izquierda deslactosada que llama Álvaro García Linera, es su proclividad a juzgar a Venezuela –y de paso a la Nicaragua de Sandino y a la Cuba de Fidel– por los graves problemas que atraviesan debido, no exclusiva pero sí principalmente, al acoso del Imperio, decidido a rescatar de su Patio Trasero la propiedad de las naciones que en los últimos 20 años lograron sacudirse del yugo imperial –peor que el español– y recuperar no solo la Independencia obtenida al costo de sangre y martirio hace doscientos años y hoy de nuevo en peligro, sino su Libertad Política, conseguida elecciones mediante, como ha ocurrido en la Nicaragua Sandinista, en la Venezuela Chavista, en el Uruguay de Mujica y en el México de AMLO.

Los ejemplos más visibles y dolorosos de regresión a las viejas fórmulas neoliberales y al dominio del Imperio, Argentina, Brasil y Ecuador, al parecer no son suficientes para la voracidad del águila imperial, que pretende ampliar su hegemonía con la reconquista formal de los países que se les han escapado.

La actitud valerosa y digna del Presidente Nicolás Maduro, ha impedido hasta ahora que la mayor reserva mundial de petróleo y los recursos minerales del Arco de Oro del Orinoco, caigan en manos del Imperio. Y no precisamente con la colaboración de sus dos vecinos principales, Colombia y Brasil, sino a pesar de sus gobernantes, sumisos vasallos de la Casa Blanca.

Sin embargo, es poco probable que los 70 puntos con que el Gobierno Venezolano ha confrontado al deleznable Informe de la Alta Comisionada, sean escuchados por las NN UU, organismo cuya debilidad política por fortuna aún no alcanza a la abyecta sumisión de la OEA, y su Asamblea General condene, como debiera no solo por solidaridad humana sino por un principio de Independencia Política, el acoso criminal de los EE UU contra las pocas naciones libres que quedan en el Continente de Bolívar, San Martín y Artigas.

Lo grave es que con dirigentes seudo izquierdistas tan tibios y oportunistas como doña Michele y tan indecisos e insolidarios como doña Camila, el futuro del Sub Continente corre peligro de quedar de nuevo firmemente matriculado en la Doctrina Monroe, a caballo del Destino Manifiesto otorgado por la Divina Providencia a la Potencia Imperial. 

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