De Pandemias y Profecías…
No, no fue una pandemia como la que soportamos en este marzo que finaliza y nos tendrá en casa hasta el abril de mis más recordadas fechas, alguna con dolor. Con nostalgia y sin resentimiento. Y tampoco fue de larga duración como esta que ya no parece cuarentena sino cadena perpetua. Fue corta pero dramática para mis 7 años. Y fue la inminente llegada del “Fin del Mundo” con su Ángel Exterminador en cabeza, y los bíblicos 3 días de oscuridad. Mi familia acababa de arribar al pueblo empujada a su segundo exilio por razones políticas. Mi abuelo, conservador laureanista, que en Colombia significaba en esa época serlo de raca mandaca, lo era más por los discursos del Caudillo Laureano Gómez que era en verdad un orador de quitarse el sombrero, que por convicciones ideológicas. Hasta a mí, niño aún, me emocionaba su voz de trueno, su sintaxis perfecta –eso decía mi abuela, lectora empedernida– su dicción clara como el agua del río Cáceres que arrulló mi primera infancia y propició m...