De los Inicios del Machismo

De los Inicios del Machismo

       No lo sé pero lo investigaré, si el machismo tiene antecedentes en la Cultura Sumeria, china o hindú, las más antiguas culturas del mundo y anteriores a la que nos legó nuestra conducta individual, social y política, la Cultura Griega que hilvanaron sus 7 sabios entre el siglos V y VI de la Era Antigua, y consolidó Platón.

       Lo cierto es que nuestra cultura machista occidental tiene orígenes en Platón y su Academia, que recibieron la herencia intelectual de los 7 sabios y la acomodaron a sus propias intuiciones, conocimientos, convicciones y, por qué no, intereses particulares o de su ámbito de influencia.

       Si no lo ideó o lo inauguró, la Academia de Platón consolidó el machismo y lo trasmitió por conducto de Aristoteles, su máximo heredero y continuador, y de este se irradió, cómo no, a la cultura judeo cristiana que hoy nos conduce aún por senderos de desigualdad social y exclusión de minorías “anormales” o no aptas para la Democracia Occidental. 

       Pero dejo el tema a Michel Onfray en los últimos párrafos de su Análisis del Epicureísmo, en el Capítulo XI de su Sabidurías de la Antigüedad:

       “Allí donde Platón, en cuanto fiel pitagórico, concede a las mujeres un papel secundario (asegurar la reproducción de las familias, célula básica de toda sociedad, procrear, educar a los hijos, llevar a cabo las tareas domésticas, o por lo menos supervisarlas con las esclavas a su servicio), Epicuro borra toda diferencia entre los sexos. Nada de misoginia, nada de sexismo, nada de falocracia, nada de reducción de lo femenino a los ovarios, sino una práctica de la filosofía libre y común, entre iguales. La tradición ha conservado el nombre de algunas mujeres pretendidamente filósofas entre los pitagóricos, como Teana, Perictione, Fintis, Melisa y Myia. La verdad es que brillaban en la indigencia profesando la sumisión al marido, la excelencia del silencio, la perfección de la obediencia, la tolerancia con las aventuras del marido y otras tonterías correspondientes a la demesticidad conyugal.

“La historia del Epicureísmo conserva los nombres de Mammarion, Hedea, Erocion y Nicidion, Leoncion y Temisa, supuestas cortesanas con las que, si hay que creer a sus adversarios, el hedonista Epicuro ha estado de juerga, evidentemente… Más probable es que hayan filosofado con Metrodoro o los destinatarios de las tres famosas cartas –Pitocles, Heródoto y Meneceo– en la más perfecta igualdad, algo que no podía entrar en el cerebro de un griego medio de la época, convencido, como todos los varones del mundo que no tienen dos dedos de frente, de que lo femenino y la filosofía viven en planetas definitivamente extraños”.

COMENTO: 

        Con algunos avances en los últimos siglos, de la mano de luchadoras como May Wollstonecraft, cuya obra Vindicación de los derechos de la mujer fue una especie de Manifiesto Feminista en plena época represiva pre victoriana, no hay duda de que no es demasiado y ni siquiera mucho lo que se ha avanzado en la lucha contra el machismo. En parte porque los movimientos feministas en cierta medida han derivado hacia contiendas marginales e inanes que poco aportan a la resolución de lo esencial de un problema milenario. 

        Dejo abierto el tema, que muchas aristas y proyecciones tiene.