REFLEXIÓN EPICÚREA

Durante dos mil cuatrocientos años, los platonistas herederos del idealismo que ha construido la "civilización occidental", la principal causa de que estemos como estamos porque dio origen a la conversión de los antiguos mitos en religiones dogmáticas, excluyentes, perversas en su esencia filosófica, alineadas siempre con el poder imperial –o seudo democrático–,  han tratado de oscurecer y desaparecer el pensamiento del filósofo/médico de Samos, Epicuro (el que socorre). 


Siguiendo el nefasto y excluyente ejemplo del fundador de su “Filosofía de la Caverna”, destruyeron el grueso de su obra, más de 300 manuscritos, “rollos” según Onfray, de la que a duras penas y “gracias” a la incinerante censura plató/aristoté/cristiana, se salvaron apenas 3 Cartas –a Pitocles, Heródoto (no Herodoto, el historiador, que es anterior) y a Meneceo–, y unas cuantas de sus Máximas Capitales. Tal como Platón hizo o hizo hacer con las obras de los atomistas Demócrito y Leucipo y sus seguidores, demasiado “materialistas” para el inventor de las sombras cavernarias en remplazo de la realidad.

 

Pero esto no es una clase de filosofía, de lo que me declaro incapaz por sustracción de materia (no soy ni la platónica sombra de un filósofo sino, como saben, un curioso impenitente de todo lo que tenga letras).

 

Es apenas el abrebocas de unos fragmentos de la ya fragmentaria obra de Epicuro, rescatados por tal vez su único o, al menos, su mejor y más reciente estudioso y exégeta, Michel Onfray, quien nos recuerda (Las Sabidurías de la Antigüedad en Anagrama Editores), que el platonismo aristotélico le endilgó a un hombre reconocidamente débil y enfermizo como Epicuro, nada menos que la exigente condición de, cito a Onfray: “Proxeneta, ladrón, bebedor, comilón, mujeriego, extranjero (¡en Atenas!, ¿cómo se atrevió?), grosero, oportunista, disoluto, obsceno, con problemas de carácter, ¡muchos defectos para un solo hombre!”. Enfermo crónico, por lo demás…

 

Y todo ello porque a su Jardín de la Atenas esclavista y misógina, se atrevió a invitar a conversar y estudiar a pensadores, filósofos, comerciantes, gentes comunes, y hasta ladrones, vagos y prostitutas, en un alarde democrático que a plena luz contravenía las santas costumbres de los atenienses, dados solamente a solazarse con los efebos de la época, hasta cuando alcanzaran los 18 años… 

 

Copio unos cuántos fragmentos pertinentes de Michel Onfray, muy necesarios hoy cuando, atosigados hasta la coronilla por el maleante platonismo occidental, gestor o partera del Capitalismo Salvaje, requerimos de urgencia OTRO PENSAMIENTO, otra manera de vivir la vida, de ver la naturaleza y de encontrarnos con EL OTRO. Ese que es apenas nuestro espejo (con las variantes que el mismo espejo promueve) porque todos los seres humanos somos lo mismo, venimos de lo mismo y vamos hacia lo mismo: Polvo de estrellas… El alma inmortal está bien como idea, igual que el dios que se la sopló a Adán.

 

Pero las IDEAS son algo que, por sublimes, maravillosas y bellas que sean, no valen un ardite si no se concretan en un HECHO construido mediante la ACCIÓN en ACTO, de un ser humano. Y, digo, para entrar en Onfray, que no he visto ni he sabido de ninguna obra divina en beneficio o en felicidad de sus supuestas criaturas. Y sí, en cambio, muchísimos males que bien ha podido, por su divina omnipotencia, solucionar de “un soplo”. Les dejo a M.O.

 

“Epicuro parece destinado o determinado por su nombre propio a trabajar por la salvación: la suya y al mismo tiempo la de los otros…”.


“Excelente en la medicina preventiva, Epicuro cuida al modo chino, haciendo lo necesario para evitar la aparición del mal. Más fácil que recuperar la salud parece ser conservarla, no perderla. Un buen terapeuta evita las causas del mal, pues sabe que de esa manera genera el bien, que jamás está demasiado lejos, que nunca es inaccesible”. (Con razón lo odiaban los Kelckerianos antivacunas de la época).

 

“…nada de otros mundos inaccesibles a los sentidos y únicamente concebibles –otra vez– por el alma, parte inmortal y eterna de un cuerpo mortal; la realidad coincide con toda exactitud con lo que se ve, se siente y se percibe, con lo que nuestros cinco sentidos nos enseñan.”

 

“Epicuro se burla de los que afirman la inconsistencia material del alma. Pues para pensar en infiernos y en paraísos, en condenaciones y en faltas, castigos y destinos post mortem, para tener miedo a los dioses o lo que se les parezca, para temer los castigos después de la muerte, hay que creer en las fruslerías religiosas. Platón produce una mitología útil para mantener a los hombres en el temor, la angustia y el terror. Estos temores y temblores proporcionan una humanidad maleable, miedosa, fácil de conducir. Alienada, es cierto, pero dócil, disponible para la obediencia, la sumisión y el renunciamiento a sí misma. Epicuro no quiere ese tipo de hombres; él quiere hombres autónomos, curados de supersticiones, liberados”.

 

Hay otros fragmentos pertinentes pero dejo aquí. El ultimo párrafo es un retrato fiel de NUESTRA SOCIEDAD ACTUAL. ¿Eso queremos? O eso aceptamos con docilidad… 

 

¡Sálvanos Señor… Epicuro!

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