REFLEXIÓN CASI SERIA, CASI TEOLÓGICA, CASI IRREVERENTE…





Tengo la impresión de que a paso lento, sin prisa pero sin pausa, el Papa Francisco viene haciendo méritos para ir cambiando una institución anquilosada, refractaria a los cambios, a la ciencia, a la razón, justamente porque toda su esencia filoso/teológica se sustenta en dogmas absurdos, irracionales, anticientíficos e incomprobables por la razón y el conocimiento, aunque sean indiscutibles e indubitables para la fe. Pero la fe no tiene nada que ver con el Saber o el Conocer sino con la credulidad impuesta y aceptada como verdad revelada.
Y tal vez, solo tal vez porque no estoy ni me es posible estar en su mente, también se me ocurre que sabe bien que es el único que puede darle ese vuelco a la Iglesia. El resto de papábiles era, digamos, cerraditos a la banda jerárquica. Y sabía también o intuía, que la rancia Institución está en decadencia y con los años –ya no los siglos pero tampoco los meses– contados, si no se renovaba un poco. Sintió, tal vez de nuevo, que podía hacerlo pero que si fracasaba no tendría seguidores y si triunfaba no quería seguidores. No al menos nominales. Y por eso eliminó del nombre papal, el numerito romano que distingue a los homónimos. No Francisco I, que podría dar lugar a Francisco II si las cosas le salían bien. De modo que, de paso, le hizo un homenaje al Santo de Asís, porque, como él, se sintió llamado a revolucionar ese nido de dinosaurios. Y se llamó, simple y sencillamente, Francisco.
Ya, despacio, entró en el tema de la pedofilia, con el látigo de Cristo en la mano. Quienes lo acusan de ir muy despacio, no entienden muy bien que en la Iglesia las cosas son lentas. Tardaron 300 años en exculpar a Galileo y unos mil quinientos en casi abolir el limbo entre 2005 y 2006 en la Comisión Teología Internacional. Dijo el Papa Benedicto que “No siendo la existencia del Limbo una verdad dogmática, sí es una hipótesis teológica, y por tanto, no quita la esperanza de encontrar una solución que permita creer, como verdad definitiva, la salvación de los niños que mueren sin haber sido bautizados”, y le dejó a la misericordia de dios la decisión particular sobre la “salvación” de cada muerto sin bautizar. Es que para la iglesia y para los creyentes fieles, dios sirve para un roto y para un descosido.
El Purgatorio no es dogma y viene siendo cuestionado porque es solo una herramienta para producir miedo a los fieles y que no se aparten –no mucho– de las enseñanzas de la iglesia. Es decir, detiene las fugas –apostasía– por miedo a las llamas eternas. Pero Benedicto aprovechó el impulso de la suspensión temporal del Limbo para limitar el Purgatorio a un “Fuego Interior”, más psicológico que físico lo que nos ahorra muchos ardores.
También tardaron 2000 años desde Pedro y 1600 y pocos desde Constantino en cerrar el infierno, por parte de Juan Pablo II, quien aseveró que era solo un camino hacia la purificación completa, es decir una especie de Purgatorio algo más severo pero no eterno. Benedicto lo contradijo tal vez para resarcirse de la concesiva cuasi eliminación del Limbo y la merma del suplicio purgatorial, y precisó que sí existe y que "es eterno para los que cierran su corazón al amor de Dios". O sea, nos veremos en el infierno los fans de este Muro…
Tal vez Francisco haya pensado, esté pensado o lo piense algún rato, que ya es hora de eliminar del ritual uno que es sinceramente, todo un atentado contra los Derechos Humanos y una imposición arbitraria sobre quienes no pueden defenderse de ella ni negarse a su concreción: El Bautismo.
Un amigo que ya me huye desde hace rato, dice convencido que los padres TENEMOS TODO EL DERECHO DE BAUTIZAR A nuestros HIJOS EN EL SENO DE LA SANTA MADRE IGLESIA. Lo cual equivaldría, le dije alguna vez, a que también tuviéramos derecho a inscribirlos en el Partido Conservador o en el Liberal o en la Izquierda Democrática o en el Social Cristianismo (¡dios nos guarde!) o, terror de los terrores, en el Partido Comunista. Y ya puestos, hasta en el Real Madrid… No lo convencí aunque no era mi propósito. Hubiera sido como tratar de clavar una puntilla de acero en una roca de granito y con la frente. Pobre frente con un clavo en reversa…
De modo que ahí le queda la idea a Francisco, aunque creo que ya la pensó pero, como buen descendiente de italianos, sabe que Chi va piano va sano e va lontano…



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