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Mi primer amor doloroso Por C. F. Ospina

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Aclaración del Editor: Es el recuerdo de una niña de 7 años, escrito por ella misma 30 años más tarde. Soy moreno para no alto. No llego a 1,70… Pero ella me veía así desde su inocencia. Mi primer amor doloroso  Por C. F. Ospina            Era alto y moreno, con un aire intelectual y seriedad de persona adulta. Le veía y siempre estaba ensimismado, con la cabeza en un libro, con una revista o un periódico en la mano. Olía a nuevo con colonia. Los recuerdos son muy vagos porque sucedió hace mucho tiempo, hace más de una vida, cuando yo veía las cosas todavía de color rosa, cuando la tragedia y el dolor aun no habían llegado a mi vida y cuando creía que él y yo nos íbamos a amar para siempre, cuando yo creía que crecería cogida de su mano y nos haríamos viejos, él siempre más que yo.            Casi no recuerdo sus ojos, pues casi nunca me miraba, o por lo menos no recuerdo que lo hiciera; recuerdo una caricia, sol...

CULTURA Y PERIODISMO ¿En peligro de extinción?

               A lo largo de la historia de la humanidad, por naturaleza dinámica y móvil, la Cultura, el Pensamiento y la Ciencia han ido evolucionando, cambiando en función de los avances que el intelecto humano ha suscitado ante la observación del impulso inercial natural del dinámico cambio de la naturaleza en el Planeta Tierra, el único que hasta el momento sabemos con certeza que alberga posibilidades reales de vida.   Al arbitrio azaroso de esa evolución, todo en el planeta cambia, muta y avanza, a veces con retrocesos aparentes que no son otra cosa que parte del camino hacia el futuro, y con ello cambian las Culturas humanas y su Registro oral en forma de tradiciones delegadas y recibidas o de manera permanente gracias a la invención sumeria de signos gráficos que dieron origen a la Escritura, tal como hoy la conocemos en las numerosas variantes que permiten u ocasionan los idiomas y dialectos que fueron surgiendo con el desarr...

Bajo Cero entre gringos y flores

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Bajo Cero entre gringos y flores Publicada en la Revista Diners del Ecuador, en 2001. Viejo aficionado a los caminos y torrentes montañeros, quizá por haber nacido al borde de uno y otro, el Cronista emprendió un día en su Colombia nativa, con otros cuatro amigos trotamundos, un peregrinaje por el Eje Cafetero que los llevó a una hermosa región circuida de nevados, páramos y lagunas, en busca del nacimiento de un río. Lo encontraron. Y casi fue el último. Pero los salvaron un par de gringos… humanano﷽﷽os y cascadas mugientes par de gringosje Cafetero colombiano, caragua.uda con el Depatamento del Tomima, la tierra de     Un encargo bugueño* Con el acento enrevesado de un alemán que lleva treinta años luchando con el castellano mientras recorre palmo a palmo el país, el profesor Erwin Patzelt me dijo un día que había cedido algunas fotos de flores del páramo a la revista DINERS, y que yo debería escribir un artículo basándome en ellas. He visto bastante del ...

De la incongruencia conceptual… 

          Hay cosas, por cierto, que llaman la atención. El capitalismo lleva ensayando administrar el mundo según sus parámetros político/económicos más de 1000 años, desde la é poca feudal. Y el Mundo entero cada día está peor: lenta destrucción acumulativa de la naturaleza renovable, desaparición por consumismo de los RECURSOS NATURALES NO RENOVABLES, miseria, hambre y pobreza en más de la mitad de la humanidad, pestes nuevas cada año porque invadimos una naturaleza que tiene formas de defensa que desconocemos (virus y bacterias imposibles de manejar por nuestro metabolismo humano), odio y resentimiento de los poderosos y de los aspirantes a tales contra quienes luchan por liberarse de la explotación en contra de los más débiles, asesinatos y genocidios a diario del Poder Constituido contra naciones indefensas (Israel/Palestina; Marruecos/Saharaui; EE UU/América Latina, etc.).           Repito: más de m...

De la soberbia a la humillación… de la humildad a la gloria

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Señora buenos días, Señor, muy buenos días Decidme: ¿es esta granja la que fue de Ricard? ¿No estuvo recatada bajo frondas umbrías, no tuvo un naranjero, un sauce y un palmar? Y el viejo jardincillo de perfumadas grutas, Donde íbamos…   donde iban los niños a jugar, ¿no tiene ahora nidos, ni pájaros, ni frutas? Señora, ¿Y quien recoge los gajos del pomar?             Porfirio Barba Jacob, “Parábola del retorno”.            Sesenta años son un lapso adecuado para que la historia, adobada de nostalgias como lo preludian los versos del inicio, rememore las gloriosas hazañas de sus héroes y sus dioses, o las humillantes derrotas de ambos. Más aún cuando en unos mismos momento y lugar, tienen cabida ambas circunstancias y los protagonistas del triunfo y la derrota.   Antecedentes nada deportivos          El Campeon...